¿Tenés lápices de colores viejos que ya no usás y un frasco de vidrio olvidado en la alacena? Con un poco de creatividad, podés transformarlos en un objeto decorativo único: un florero lleno de estilo y personalidad. Esta manualidad no solo es sencilla y económica, sino que además le da una nueva vida a materiales que normalmente terminarían en la basura, convirtiéndose en una opción perfecta para quienes disfrutan de los proyectos de decoración sustentable.
Lo mejor de esta idea es que no necesitás ser experto en bricolaje ni contar con herramientas complicadas. En pocos minutos, vas a lograr un florero original que combina practicidad y diseño, ideal para darle un toque alegre y colorido a cualquier rincón de tu casa. Además, podés personalizarlo a tu gusto, eligiendo los colores y fo