Barcelona La reunión de Vladimir Putin y Donald Trump la semana pasada en Alaska ha acelerado, aparentemente, la maquinaria diplomática para intentar poner fin a la guerra en Ucrania. Una de las cuestiones clave, como todas las guerras, es la cesión de territorios. Rusia parte de una posición maximalista, que incluye quedarse con la península de Crimea, que ya controla desde que se la anexionó ilegalmente en el 2014, y otras cuatro provincias ucranianas: Donetsk, Luhansk, Kherson y Zaporíjia. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, se mantiene firme en la posición de proteger la soberanía territorial del país, es decir, no quiere ni oír hablar de ninguna cesión, una postura que defienden también sus aliados europeos. Ahora bien, desde Estados Unidos, Donald Trump ha considerado que

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