La reunión de Alaska supone la confirmación de la vuelta al realismo político, eso que Bismarck denominó «realpolitik», o sea, una política basada más en el pragmatismo que en las ideologías. Trump no comparte ideología ni con Putin ni con Xi Jinping, pero los considera representantes de dos potencias, una nuclear y otra económico-tecnológica. El mundo Trump es el de las esferas de influencia: América, Latam y Europa bajo el paraguas USA, un espacio postsoviético ruso, y un tablero asiático con supremacía china.

Dicen que el presidente norteamericano ha convertido en protagonista a quien era hasta hoy un «paria». La realidad es que lo ha sido para Occidente, no para el mundo BRICS (la mitad de la población mundial), que apoya a Putin sin ambages. El problema surge cuando la propaganda imp

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