La sala de Ana María Busquets es un santuario familiar. En las paredes hay serigrafías de sus hijos. Son cinco: Luis Guillermo, Fernando, Ana María, María José y Camilo. Las mesas están reservadas para fotografías antiguas a las que el paso del tiempo les ha ido quitando el color, pero no el alma: en todas está ella sonriendo, está con Guillermo Cano en su boda, está con el resto de la familia.

Cuando se sienta a hablar dice “no sé qué más puedo contar”. Y es que esta no es la primera entrevista que ha hecho en la semana. Su esposo Guillermo habría cumplido 100 años de vida el pasado 12 de agosto si no hubiera sido asesinado, y el país aún se acerca a ella preguntando por él, su legado y con dudas acerca de cómo sanar las heridas de un país en guerra.

La familia de Busquets llegó a Colom

See Full Page