A lo largo de los siglos, mares, océanos y ríos fueron escenario de rutas comerciales, guerras, exploraciones y tormentas que terminaron hundiendo miles de barcos en sus profundidades . La UNESCO estima que hay más de tres millones de embarcaciones naufragadas, cuyos pecios descansan bajo el agua, y que la mayoría aún no han sido localizadas.
Estas embarcaciones transportaban no solo mercancías y armas, sino también auténticas fortunas en metales preciosos, joyas y objetos de alto valor histórico.
El debate sobre quién es el legítimo propietario de estos tesoros está hoy más vivo que nunca, y casos recientes como el de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes han marcado precedentes legales internacionales.
El caso que cambió las reglas
Hundida en 1804 frente a la costa portugues