Ahora sí se acabará el nepotismo, el amiguismo, la corrupción… y otras plagas que se enquistaron en el Poder Judicial de la Federación desde hace casi treinta años, cuando Ernesto Zedillo decidió la primera reforma de gran envergadura.
A partir del 1 de septiembre ya no habrá ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que se comporten como empleados del presidente/a de la República en turno.
Ahora tendremos un poder independiente. Ya no se les podrá “untar la mano” a los jueces, magistrados, ministros, como ocurría en la época de los neoliberales, y de los no neoliberales también.
El nuevo Poder Judicial ya no servirá a unos cuantos, como ocurría antes.
Ahora servirá a todos: A pobres y a ricos.
“La nueva era va a ser mejor, eso no tengo la menor duda”, afirma la president