Un año después de su instalación, el Port Olímpic de Barcelona ha logrado lo que parecía imposible: recuperar un ecosistema marino en tiempo récord . Los 50 arrecifes de hormigón fondeados a 40 metros del Dique de Recer ya han sido colonizados por más de 100 especies , desde peces como doradas, pulpos o rascacios hasta algas, anémonas y plumas de mar. El cemento gris ha dado paso a un auténtico jardín submarino.

La disposición de los arrecifes ha sido clave. Están situados a entre ocho y diez metros de profundidad , suficientemente próximos para crear conectividad ecológica pero también lo bastante separados para favorecer la expansión de la biodiversidad. Divididos en cinco grupos de diez estructuras cada uno, forman un biotopo de unos 1.200 metros cuadrados .

Un éxito que sorprende a los expertos

Los resultados han sorprendido incluso a los expertos. “En apenas una hora de inmersión hemos podido avistar más de 70 especies”, celebró el alcalde Jaume Collboni durante la primera visita submarina de prensa. Según los censos actuales, ya se han identificado cerca de 130 especies diferentes , y la cifra sigue creciendo semana a semana.

La velocidad de la regeneración ha sido lo más llamativo. “Llevan apenas un año y dos meses y ya es un jardín”, subraya Sito Alarcón, director del Zoo de Barcelona . En la primera inmersión, hace apenas mes y medio, se contaron un centenar de especies. Hoy, los expertos calculan que el número podría rondar ya entre 150 y 200 .

Hormigón rugoso, el secreto del éxito

El secreto está en el diseño y en el material. Los arrecifes son rosetones de 1,75 metros de altura y 1,10 de diámetro , con una superficie rugosa que facilita la fijación de larvas y organismos marinos. “Lo sorprendente no es solo la colonización, sino la rapidez con la que se ha producido”, apunta Alarcón. El proyecto tiene como meta la creación de hábitats submarinos estables que aumenten la biodiversidad del litoral barcelonés.

Ciencia y tecnología al servicio del mar

El seguimiento científico será fundamental. El plan contempla inmersiones periódicas para estudiar la evolución del ecosistema, en un proyecto liderado por la Fundación Barcelona Zoo junto con el Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC), la Universidad de Barcelona (UB) y la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Aunque la zona es portuaria y está prohibida la pesca o el buceo recreativo, el Ayuntamiento planea emitir imágenes en streaming para que cualquier ciudadano pueda observar la vida submarina.

El invierno traerá más biodiversidad

El futuro apunta aún mejor . Según los investigadores, el invierno y la primavera traerán una mayor diversidad , ya que las comunidades marinas se expanden con más fuerza cuando las aguas son frías y ricas en nutrientes. Además, los arrecifes del Port Olímpic se suman a los oasis artificiales instalados en 2003, cuando el Ayuntamiento hundió 365 bloques de hormigón en el litoral barcelonés, confirmando que el hormigón, por su rugosidad, es un aliado inesperado en la regeneración marina.

El Port Olímpic es hoy un laboratorio vivo de biodiversidad. Lo que comenzó como un experimento con 50 bloques de hormigón se ha convertido en un ecosistema en expansión, capaz de demostrar que con planificación y ciencia, la naturaleza es capaz de recuperar en meses lo que parecía perdido durante décadas.