Al interior del quirófano, el equipo médico iba de un lado a otro, dejando todo listo para la siguiente cirugía; en esta ocasión, era el turno de una adulta mayor rancagüina, quien estaba a punto de someterse a un bypass gástrico.
En la clínica Red Salud de Rancagua ya se había vuelto habitual recibir a personas de todas las edades, géneros y clases sociales para someterse a cirugías bariátricas, en las cuales se altera el sistema digestivo para reducir la cantidad de comida que entra al organismo, con la finalidad de ayudar a la pérdida de peso y tratar la obesidad.
Una vez que ingresó la dama que atravesaría este proceso transformador y crucial para su calidad de vida, el equipo médico —que a esta altura ya conocía de sobra el protocolo previo a la intervención— anotaba en una pizarra