Si un gran huracán se acerca a Florida Central esta temporada, María sabe que es peligroso quedarse dentro de su casa de madera, similar a un remolque. En tormentas pasadas, se refugió en la casa de su hermana, que es más resistente. Si no podía llegar allí, había un albergue instalado en la escuela secundaria local si era necesario.
Pero con la agresiva aceleración de las detenciones y deportaciones de inmigrantes en su comunidad de Apopka, a 32 kilómetros (20 millas) al noroeste de Orlando, María, una trabajadora agrícola de México sin estatus legal permanente en Estados Unidos, no sabe si esas opciones son seguras. Todos corren el riesgo de encontrarse con agentes de inmigración.
"Pueden llegar a donde sea", dijo María, de 50 años, quien insistió en que The Associated Press no usara s