En agosto los termómetros no son los únicos que arden. También cogen muchísima temperatura las tarjetas de débito, puesto que el gasto propio de las vacaciones se dispara: desplazamientos, alojamientos, comidas, planes… Todo sale del plástico, por lo que cualquier “refrigerante” financiero con el que refrescarse en estas semanas es bienvenido.
Precisamente ahí entra en juego un elemento que cada vez se incluye en más promociones: el cashback. “Hablamos de un beneficio con el que la entidad devuelve al cliente un porcentaje de lo que compre con la tarjeta. Ese importe se abona directamente en la cuenta y sirve de incentivo comercial”, apuntan desde el comparador financiero HelpMyCash. De hecho, cada vez más bancos usan este gancho comercial para potenciar sus productos.
Así que, de cara a