En un panorama geopolítico marcado por una constante redefinición de alianzas y equilibrios de poder, la seguridad nacional se erige como un pilar innegociable para cualquier estado. Las naciones europeas, en particular, observan con atención los desafíos emergentes y la necesidad imperante de salvaguardar su soberanía y sus intereses estratégicos.
Esta atmósfera de incertidumbre impulsa a numerosos países a reevaluar y fortalecer sus capacidades de defensa. La modernización militar deja de ser una opción para convertirse en una prioridad, con una notable inversión en la renovación de armamento y, crucialmente, en la puesta al día de sus flotas aéreas, que representan el vanguardia de la proyección de poder.
Dentro de este contexto, Polonia emerge como un actor clave en el flanco orien