Barcelona Era un martes de junio: día 17, por ser exactos. La primera ola de calor tostaba a los cientos de trabajadores de las obras del Camp Nou. Grúas, bloques de cemento, chatarra e interrogantes . A unos metros, en el Auditorio 1899, Joan Laporta se dirigía al Senado Blaugrana, un órgano arcaico con olor a Brummel e ingenuidad. En ese contexto acrítico, el presidente del Barça afirmó que el club ya había vuelto a la famosa regla del 1:1 del fair play financiero y alimentó el fichaje de Nico Williams (!). No sólo no le creció la nariz, sino que sus más estrechos colaboradores defendían que hubiera mentido al grupo de nonagenarios porque recuperar la regla del 1:1 era ya prácticamente un hecho. Semanas más tarde, Laporta participaría en una campaña para anunciar, a bombo y platillo
Mentiras con patatas bravas

120