“Él siempre buscaba que nos quedáramos a solas y me decía: ‘acompáñame, te voy a enseñar algo’. Ahí comenzaba ‘el juego’, como lo llamaba”. Con estas palabras, Camila revive el calvario que vivió entre los tres y seis años, cuando un tío abusó sexualmente de ella.
Hoy, a sus 30 años, esta mujer rompe el silencio que guardó por décadas, enfrentando las secuelas de un trauma que aún permea su vida. Su testimonio, compartido con valentía, es un reflejo de las heridas invisibles que la violencia sexual deja en las infancias y un llamado a la acción para prevenir y sancionar estos crímenes.
Camila ocultó su dolor durante años, temerosa de ser culpada o revictimizada. “Creía que era algo normal, una etapa que algún día debía terminar”, confiesa.
Fue hasta finales de 2023, en un momento de cri