Colombia vive una escalofriante jornada de violencia. Este jueves, al menos 13 personas perdieron la vida y más de 20 resultaron heridas en dos ataques coordinados en Cali y Antioquia. Un carro bomba estalló cerca de la Escuela Militar de Aviación "Marco Fidel Suárez" en Cali, causando al menos cinco muertes y 14 heridos. Este atentado se produce semanas después de una serie de ataques en la misma ciudad que dejaron un saldo trágico de siete muertos y más de 50 heridos.
El ataque en Cali coincide con el derribo de un helicóptero de la Policía en Amalfi, Antioquia, donde al menos ocho uniformados murieron y otros ocho resultaron heridos. Este helicóptero estaba brindando apoyo en un operativo de erradicación de cultivos de coca cuando fue atacado, supuestamente, con un dron. Las autoridades han confirmado que los atacantes pertenecen a una disidencia de las extintas FARC, específicamente al Frente 36.
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, indicó que el ataque en Amalfi fue perpetrado por la estructura E36 de las disidencias criminales. Las imágenes del incidente muestran el helicóptero sobrevolando la zona antes de caer, generando una nube de humo negro.
En Cali, el presidente Gustavo Petro confirmó la explosión del coche bomba y señaló que los responsables podrían ser miembros de las disidencias de las FARC, liderados por alias "Iván Mordisco". La Alcaldía de Cali activó de inmediato los servicios de emergencia y se estableció un Puesto de Mando Unificado para gestionar la crisis.
Estos ataques reavivan la preocupación en Colombia, que enfrenta una de sus peores crisis de violencia desde la firma del acuerdo de paz con las FARC en 2016. La situación se complica con el uso creciente de drones en ataques, lo que ha llevado a un aumento en las víctimas de artefactos explosivos. En 2023, Colombia registró un récord de 253 mil hectáreas de cultivo de hoja de coca, lo que subraya la magnitud del problema del narcotráfico en el país.