De acuerdo con una base de datos confidencial de la inteligencia militar israelí, cinco de cada seis palestinos asesinados en Gaza por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) eran civiles. Una tasa de muertes extrema que casi no se había visto en las guerras de las últimas décadas.

Según una investigación conjunta del periódico The Guardian , la revista palestino-israelí +972 Magazine y el medio en hebreo Local Call, los servicios de inteligencia israelíes tenían registrados en mayo a 8.900 combatientes de Hamás y de la Yihad Islámica Palestina como muertos o “probablemente muertos”.

En ese mes de mayo, 19 meses después del inicio de la guerra, la cifra total de palestinos muertos por ataques israelíes ascendía a 53.000 personas, según las autoridades sanitarias de Gaza. Eso significa que los combatientes identificados por la base de datos de inteligencia militar israelí representaban solo el 17% del total, y que un 83% de los muertos eran civiles.

Ese número de civiles muertos con relación al total representa un porcentaje extremadamente alto para una guerra moderna, incluso cuando se compara con conflictos donde se llevaron a cabo matanzas indiscriminadas, como las guerras civiles de Siria o de Sudán.

“Esa proporción de civiles entre los fallecidos sería inusualmente alta, sobre todo teniendo en cuenta que es algo que lleva mucho tiempo ocurriendo”, afirma Therése Pettersson, del Programa de Datos sobre Conflictos de la Universidad de Uppsala [UCDP, por sus siglas en inglés], que registra el número de víctimas civiles en conflictos bélicos de todo el mundo. “Se pueden encontrar tasas similares mirando solo una ciudad, o una batalla concreta de otro conflicto, pero por lo general es muy poco frecuente”.

8.900 combatientes identificados en la base de datos israelí como muertos o “probablemente muertos” a fecha de mayo de 2025

El UCDP hace seguimiento de los conflictos mundiales desde 1989. Según Pettersson, solo encontraron una mayor tasa de civiles muertos durante el genocidio de Ruanda (1994), durante el asedio ruso de Mariupol (2022), y durante las matanzas de Srebrenica (1993 -1995), pero no en la guerra de Bosnia en su conjunto.

Según muchos estudiosos del genocidio, abogados y activistas de derechos humanos, entre los que también hay académicos y grupos activistas israelíes, Israel está cometiendo genocidio en Gaza por la matanza a gran escala de civiles y por el hambre al que los está sometiendo.

Cuando Local Call y +972 Magazine se pusieron en contacto con el Ejército israelí, este no cuestionó la existencia de la base de datos confidencial ni los datos sobre las muertes de miembros de Hamás y de la Yihad Islámica Palestina.

Cuando The Guardian le pidió declaraciones sobre estos datos, un portavoz de las fuerzas armadas israelíes dijo que habían decidido “reformular” su respuesta. En un breve comunicado enviado al periódico británico, se eludía responder directamente a las preguntas sobre la base de datos del servicio de inteligencia militar y se añadía que “las cifras presentadas en el artículo son incorrectas”, sin especificar cuáles eran los datos cuestionados. Las cifras “no reflejan los datos disponibles en los sistemas de las FDI”, decía el comunicado, sin detallar a qué sistemas se refería.

Un portavoz no respondió de inmediato tras ser cuestionado por las diferentes versiones que el Ejército había dado a las preguntas sobre un mismo conjunto de datos.

En la base de datos se dice que son 47.653 los palestinos activos en las ramas militares de Hamás y de la Yihad Islámica Palestina. Al parecer, la base de datos se creó a partir de documentos internos de estos grupos incautados en Gaza. Ninguno de esos documentos ha sido visto o verificado por The Guardian.

Múltiples miembros de los servicios de inteligencia militar dijeron que el Ejército israelí consideraba a la base de datos como el único recuento fidedigno para las bajas de miembros de los grupos militantes.

Según ha informado Local Call, el Ejército también considera fiable el recuento del Ministerio de Salud de Gaza. A pesar de que los políticos israelíes suelen despreciar las cifras tildándolas de propaganda, el ex responsable de la inteligencia militar israelí pareció citarlo recientemente.

52.928: recuento total de muertos, según el Ministerio de Salud de Gaza, a fecha de 14 de mayo de 2025

Es posible que las dos bases de datos subestimen el número de víctimas. El Ministerio de Salud de Gaza solo incluye a las personas cuyos cuerpos han sido recuperados, pero no a los miles de cadáveres que yacen bajo los escombros. La inteligencia militar israelí no tiene constancia de todas las muertes de militantes ni de todos los nuevos reclutas. A pesar de ello, son esas bases de datos las que emplean los oficiales israelíes para planificar la guerra.

Los políticos y generales israelíes han estimado que el número de militantes muertos asciende a 20.000 y que la proporción entre civiles y combatientes es de 1 a 1. En esas cifras más elevadas, las autoridades israelíes podrían estar incluyendo a civiles que tuvieran algún vínculo con Hamás, como administradores del gobierno o como policías, pese a que el derecho internacional prohíbe ir contra personas que no participen en los combates.

Es probable que sus cifras también incluyan a palestinos sin ningún vínculo con Hamás. El comando sur de Israel permitió a los soldados que informaran como bajas de militantes a personas muertas en Gaza que no fueron identificadas ni verificadas como tales. “Las personas son ascendidas al rango de terroristas después de muertas”, dijo una persona que forma parte de los servicios de inteligencia y acompañó a los soldados israelíes sobre el terreno. “Si fuera por lo que decía la brigada, habría llegado a la conclusión de que matamos al 200% de los operativos de Hamás en la zona”.

Según el general retirado Itzhak Brik, los soldados israelíes en servicio saben que los políticos están inflando el número de víctimas de Hamás. Brik asesoró al primer ministro, Benjamin Netanyahu, al comienzo de la guerra y ahora es uno de sus críticos más acérrimos. “No hay absolutamente ninguna conexión entre las cifras que anuncian y lo que realmente está sucediendo, es un gran engaño”, dijo.

Brik fue director en las academias militares de Israel y mantiene el contacto con oficiales en servicio. Dice que en una ocasión se encontró con soldados de una unidad encargada de identificar a palestinos muertos en Gaza, y que le dijeron que “la mayoría” eran civiles.

Según la base de datos confidencial, casi 40.000 personas clasificadas por el Ejército como militantes siguen con vida, aunque gran parte de Gaza haya quedado reducida a ruinas y decenas de miles de personas hayan perdido la vida.

Según el analista palestino Muhammad Shehada, en sus declaraciones públicas las autoridades israelíes también exageran el número de muertes de militantes de Hamás y de la Yihad Islámica Palestina. Miembros de estos grupos dijeron a Shehada que la estimación de muertos para diciembre de 2024 era de 6.500 personas, incluyendo las ramas militares y políticas de los dos grupos. “Israel amplía los límites para poder definir a todas las personas de Gaza como miembros de Hamás”, dijo Shehada. “Todo es matar en el momento con fines estratégicos que no tienen nada que ver con ponerle fin a una amenaza”.

La proporción de víctimas civiles entre los muertos puede haber aumentado incluso más desde mayo, tras la decisión israelí de reemplazar a las organizaciones humanitarias y de la ONU que alimentaban a los palestinos durante la guerra. Las fuerzas israelíes han matado a cientos de personas mientras acudían en busca de alimentos a los centros de distribución , situados en zonas de exclusión militar.

Hambrientos y confinados en solo el 20% del territorio, los supervivientes han recibido ahora la orden de abandonar el norte de la Franja, mientras Israel se prepara para otra operación terrestre cuyas consecuencias para la población civil serán probablemente catastróficas.

Restos de tiendas arrasadas por un ataque israelí en Deir al-Balah, en la Franja de Gaza, este jueves 21 de agosto

Según Mary Kaldor, profesora emérita de la London School of Economics y directora del Programa de Investigación sobre Conflictos, la magnitud de la matanza se debe en parte a la naturaleza del conflicto. El derecho internacional humanitario se desarrolló como una forma de protección a civiles en las guerras convencionales, cuando los países despliegan a sus soldados para enfrentarse en el campo de batalla. Un modelo que en gran medida sigue siendo el de la guerra en Ucrania.

En Gaza, Israel está luchando contra militantes de Hamás en ciudades densamente pobladas y las normas de combate que ha fijado permiten a sus soldados matar a un gran número de civiles en ataques contra militantes de bajo rango. “Más que de batallas, en Gaza estamos hablando de una campaña de asesinatos selectivos, y se llevan a cabo sin tener en cuenta a los civiles”, dijo Kaldor, que también es la autora de New Wars , un influyente libro sobre la forma de la guerra tras la caída del Muro de Berlín.

Según Kaldor, la proporción de civiles entre los muertos de Gaza es comparable a la de las últimas guerras de Sudán, Yemen, Uganda y Siria, donde gran parte de la violencia se dirigió contra ellos. “Se trata de guerras en las que los grupos armados tienden a evitar la batalla, no buscan luchar uno contra el otro, quieren controlar el territorio y lo hacen matando a civiles”, dijo. “Quizás eso sea lo mismo con Israel, y [el de Gaza] sea un modelo de guerra que consiste en dominar a la población y controlar el territorio, tal vez el objetivo siempre fue un desplazamiento forzoso”.

El Gobierno de Israel sostiene que la guerra es una medida de autodefensa tras los ataques liderados por Hamás el 7 de octubre de 2023, durante los que 1.200 personas murieron. Pero la retórica habitual de los líderes políticos y del Ejército israelí remite a un genocidio. Aharon Haliva, el general responsable de la inteligencia militar cuando comenzó la guerra, ha dicho que por cada persona asesinada en Israel el 7 de octubre debían morir 50 palestinos, y “ahora no importa si son niños”. En grabaciones emitidas este mes por la televisión de Israel, se le escucha decir que la matanza a gran escala de Gaza era “necesaria” como un “mensaje para las futuras generaciones” de palestinos (Haliva presentó su dimisión en abril de 2024).

Muchos soldados israelíes han dado testimonio sobre la manera en que todos los palestinos de Gaza son considerados como un objetivo. Destinado en Rafah este año, uno de ellos habló de una ‘línea’ que su unidad había imaginado en la arena, disparando contra cualquier persona que la cruzara. En dos ocasiones, a niños. Y en una, a una mujer. Disparaban a matar, no para advertir. “Nadie apuntaba a las piernas”, dijo.

Según Neta Crawford, profesora de relaciones internacionales en la Universidad de Oxford y cofundadora del proyecto Costs of War [Costes de la Guerra], el proceder israelí marcaba un “preocupante” abandono de unas prácticas de protección a civiles que llevaban décadas en vigor.

En la década de los setenta, el rechazo público que despertaron las masacres de los estadounidenses en Vietnam obligó a los ejércitos occidentales a cambiar la forma de combatir. Aunque las nuevas políticas se aplicaran de forma imperfecta, dijo Crawford, reflejaban un intento de limitar los daños a la población civil que ya no parece formar parte del cálculo militar de Israel.

“Dicen que para estimar y mitigar las bajas civiles están utilizando los mismos procedimientos que países como Estados Unidos”, dijo Crawford. “Pero si nos fijamos en esas tasas de bajas, y en sus prácticas con los bombardeos y con la destrucción de infraestructuras civiles, queda claro que no es así”.

Traducción de Francisco de Zárate