Madrid, 22 ago (EFE).- Más allá del número total de hectáreas calcinadas, los incendios forestales aumentan el riesgo de erosión, inundaciones y desertificación, además de comprometer servicios esenciales como la calidad del agua, por lo que, tras su extinción, es fundamental restaurar el territorio a través de la evaluación, el diseño de montes resilientes al cambio climático y la integración en las futuras estrategias de todas las entidades afectadas.
Así lo ha explicado este viernes el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales (Forestales) en un comunicado, en el que destaca que las llamadas dejan tras sí un terreno más vulnerable a la erosión, con pérdida de nutrientes y biodiversidad, una transformación del paisaje y un impacto económico y social en la población local.
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