Los mensajes políticos no suelen ser tan contundentes como los misiles rusos que impactaron en una empresa manufacturera estadounidense la noche de este miércoles en el oeste de Ucrania, a cientos de kilómetros de las trincheras del frente de una guerra sin final a la vista.

El ataque, parte de los bombardeos con drones y misiles rusos más intensos contra Ucrania en más de un mes, subrayó la diplomacia infranqueable de Moscú, que está deteniendo en seco el esfuerzo de paz del presidente Donald Trump.

Pasó una semana desde que Trump aplaudió al presidente de Rusia, Vladimir Putin, en una alfombra roja en Alaska. Trump ha organizado espectáculos y sesiones de fotos dignas de un estadista con líderes europeos, y la Casa Blanca ha proclamado avances impresionantes. Pero la realidad subyace

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