Brax:
—Eres tacaño como papá.
Christian Wolff:
—No era tacaño, era austero.
Brax:
—Un adulto con un reloj barato… patético. Mira este — señala su reloj —, cuesta más que su salario anual. ¿Qué crees que diría?
Christian Wolff:
—Que su reloj da la misma hora.
El diálogo pertenece a la película El Contador 2 y refleja perfectamente el choque de visiones que suele explorar uno de los símbolos más importantes de la humanidad en los últimos años: el reloj.
Hace unos días, durante una charla de amigos, uno de ellos nos increpaba sobre el costo de los relojes Rolex y mostraba su extrañeza: “¿No entiendo por qué la gente paga tanto por ellos?”, preguntó. “Es por estatus”, contesté con natural obviedad.
La historia del reloj se remonta hasta al antiguo Egipto. No obstante, fue Galileo