Cuando se llega a un bar o restaurante, sobre todo en los días de calor sofocante, todas las personas desean una cosa con ansia: ser atendidos lo antes posible. No estrictamente para comer, sino recibir la bebida para poder ir refrescándose. Algunos tardan más, pero es muy habitual que, según se sienta el cliente, el camarero aparezca rápidamente para tomar nota y acercar la bebida a la mesa rápidamente.
Esto es algo que beneficia a ambas partes. El cliente se queda satisfecho porque puede disfrutar de su bebida tranquilamente y el establecimiento porque el usuario ya está consumiendo y haciendo gasto en el mismo. Sin embargo, esta acción de atender rápido por parte de los bares podría no ser una simple forma de contentar al cliente y actuar con velocidad, sino una estrategia mucho