Por: Pedro Sánchez Rodríguez 23/08/2025 08:14:00

El 1 de septiembre, por primera vez en la historia, ministros y ministras electos por voto popular ocuparán sus asientos. Un cambio que, más allá de la ceremonia, tendrá implicaciones profundas para la justicia mexicana.

Estamos ante una de las reformas más relevantes de la Cuarta Transformación y, posiblemente, de muchas décadas. Lo es por su contenido, por la velocidad con que se aprobó —sin un debate técnico sólido y con una auténtica telenovela en el Senado— y por las consecuencias que puede acarrear para la justicia, la democracia y el Estado de derecho.

El diagnóstico de fondo es conocido: la justicia en México enfrenta una crisis estructural. La impunidad supera el 90 %, los procesos se prolongan durante años y el acceso real

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