Barcelona Lo primero que pensó Carla Borrell cuando le diagnosticaron un cáncer fue en su familia. Dice que, junto a amigos y médicos, fueron el motor para no rendirse cuando le dijeron que tenía un tumor en el pulmón, uno de los que tiene peor pronóstico. Su única alternativa era pasar por el quirófano para que le extirparan la mitad del pulmón derecho, que tenía muy dañada. La operación la dejó tocada, con más de 120 puntos y casi un mes de hospitalización para drenar todo el líquido acumulado en el aparato respiratorio, pero el tumor desapareció y los primeros controles mostraban una evolución favorable. Ahora bien, con el paso de las semanas le detectaron metástasis en la cabeza y tuvo que operarse de nuevo.

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