Este Barcelona es el dueño de la locura. El frenesí es su mejor aliado. Lo era la temporada pasada, en noches como las del Benfica o la final de la Copa del Rey , y lo sigue siendo en este curso. En el Ciutat de València dejó petrificado al Levante en el añadido, que se las prometía felices cuando se puso 2-0 por delante. No conocía aún la furia y la fe del equipo de Flick, el campeón del triplete nacional, el rey de los disparates.
Cuando el Barça entra en trance no celebra ni los goles, sino que fue a por más. No se conformó cuando Pedri y Ferran Torres igualaron. No paró hasta que en el minuto 91 hizo el 2-3 y completó la remontada de la épica con un autogol del defensa Elgezabal, que se lió al querer despejar un centro de Lamine Yamal e intentar evitar un posible remate del dela