En un pequeño ataúd blanco con globos y flores colocadas en la sala de su humilde hogar, el niño Juan Carlos Mencía, de 9 años, recibió el último adiós de sus familiares y amigos después de perder la vida tras ingerir alimentos presuntamente intoxicados en un comedor comunitario, ubicado en el barrio Suramérica de San Francisco.

Con una profunda tristeza, sus padres, visiblemente consternados, aún se preguntaban qué pudo haber sucedido para que su hijo menor falleciera a raíz de esta fatídica situación que golpeó al municipio sureño con al menos 100 casos de personas intoxicadas.

Allegados a la familia, describieron al menor como un niño alegre y colaborador con las personas de su comunidad, por lo que expresaron que su ausencia dejará un vacío enorme en el barrio que lo vió

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