Durante el verano la actividad de las «celebrities» españolas no solo no cesa sino que aumenta, es temporada alta para conseguir «likes» que luego se convierten en pasta. Hemos visto, mientras media España se quemaba, lo bien que lucían Tamara Falcó y el adosado que tiene como marido, un tal Íñigo Onieva, cachitas y tal, que encima tiene que aguantar a la suegra, maravillosa y por siempre perfecta Isabel Preysler, la mujer que me hubiera gustado ser si me hubiera gustado ser mujer, que no es el caso. Otra cosa sería nacer con las piernas de Sharon Stone. Los cambios de «outfit» de Tamara en unos parajes lujosos y exóticos dieron lugar a multitud de entradas en la web: «el vestido perfecto para un atardecer de verano». Dios mío, estos personajes siempre encuentran algo perfecto y uno, por m
Virginia Barcones: menos mal que nos queda Tamara

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