Las autoridades iraquíes comenzaron la semana pasada el inicio de la excavación de una importante fosa común hallada en el norte del país con víctimas del Estado Islámico, organización yihadista que controló una parte del territorio iraquí entre 2014 y 2017. Las primeras estimaciones apuntan a que la fosa, situada cerca de la ciudad de Mosul -en el norte de Irak- pudiera contener restos de al menos 4.000 personas, pero los investigadores creen que el balance definitivo superará ampliamente la cifra adelantada a partir de los relatos aún no verificados de testigos y familias y otros testimonios, que recuerdan cómo muchas personas fueron trasladadas hasta el lugar en autobús para ser cruelmente asesinadas.

Entre las víctimas de la barbarie terrorista -una de las peores cometidas por el Daes

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