La ilusión por querer llegar a lo más alto en un mundo tan complicado como el de la tauromaquia fue el común denominador de la becerrada que sirvió como aperitivo a los festejos mayores de San Julián. Dentro del triunfo compartido casi al completo, hay que destacar el debut soñado de Izan Alonso, un niño que ya en la cuna soñaba con ser figura de esto. Capacidad de trabajo tiene y maneras apunta. Pero lo que más atesora es pasión, y de esa nunca sobra, debe ser el pilar maestro de todo lo que quiera construir. Moset demostró estar muy cuajado y pide a gritos el salto de escalafón, mientras que Aparicio ofreció el mejor toreo de la tarde. Y todo, ante un más que interesante encierro del ganadero local. Y ya van tres consecutivas...

Daniel Moset recibió a portagayola al Ferretero que abr

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