En la Casa Blanca de Donald Trump , donde todo parece girar en torno a frases altisonantes y golpes de efecto, Melania Trump ha elegido otro camino: el silencio. Pero el suyo es un silencio cargado de gestos políticos que, poco a poco, han ido marcando contra todo pronóstico la agenda internacional.La señal más clara de que Melania no es lo que parece llegó con su carta a Vladímir Putin . En un folio cuidadosamente escrito, una obra de orfebrería epistolar, apeló no a la geopolítica ni a los tratados, sino a los niños. «Cada niño comparte los mismos sueños tranquilos en su corazón», le recordó al presidente ruso. Y le ofreció casi una súplica: «Usted puede devolverles su risa». El marido, cumplidor, entregó la misiva en Anchorage, ante las miradas sorprendidas de las delegaciones rusa y es

See Full Page