Lutos que mutan en trabajo. Licores especiados que convierten la amargura en despiste. Niños y jóvenes que intentan penetrar los misterios del agua. Gente que no tiene tiempo para el amor. Desde el abandono a los padres como la única manera de crecer y la necesidad de sus mentes infantiles de encontrar refugio en lo oscuro, Ana y Elías habitan, cada uno, su modesto poblado modesto mientras sueñan con otra vida. En (Rey Naranjo, 2025) vemos crecer a estos niños que se convierten en guardianes de la patria, defensores de su país y de la democracia a través de las armas, combatientes que aspiran a grabar sus nombres “con letras de fuego en la historia de los pueblos americanos”.

Con el corazón de mantequilla y mucha vergüenza de llorar, Elías se interna con otros soldados en el bosque de s

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