Tras la muerte de su padre, una mujer se encierra con un pájaro enjaulado en una casa a las afueras de Buenos Aires. Lleva consigo un óleo de Emilia Gutiérrez y una obsesiva fijación con el rojo del colgante pintado en ese cuadro. Ese gesto cromático es el detonante de La flamenca , la novela de Ana Montes publicada por Seix Barral, que convierte la sensibilidad en motor vital.
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Emilia Gutiérrez, artista singular, tuvo una vida marcada por el aislamiento . En 1975, un psiquiatra le prohibió seguir pintando con colores porque le provocaban alucinaciones. Desde entonces y durante treinta años, se replegó en su departamento de Belgrano y produjo cientos de dibujos en blanco y negro