Ciento doce aficionados del Girona se presentaron en el estadio de La Cerámica. Ciento doce. Como el número de emergencias (112). Porque solo han pasado dos jornadas de Liga pero su equipo se encuentra en una situación en el que las urgencias son palpables y las alarmas suenan a todo trapo. Un solo gol a favor y ocho en contra. Dos derrotas muy sonrojantes. Si ante el Rayo la puesta en escena resultó patética contra el Villarreal el arranque fue la cámara de los horrores. No queda nada de aquel equipo que maravilló hace dos temporadas, con su brillante clasificación para la Champions . Siguen un abatido Míchel en el banquillo y diversos futbolistas pero no existe espíritu ni argamasa ni confianza.
Al contrario, es un Girona sin alma. A ver qué pergeña Quique Cárcel en la recta fin