En la Isla, según las leyes, todos somos iguales. Pero la realidad es que unos son más iguales que otros. Si no fuera tan dramáticos el despotismo y las carencias que sufrimos, supondríamos que ese disparate llamado revolución cubana formaría parte del guión de alguna novela marcada por el surrealismo mágico. El Macondo literario del Gabo podría ser Babiney en la región oriental, el poblado del Cayuco en la provincia de Pinar del Río o el barrio de Carraguao, municipio Cerro, a veinte minutos en automóvil del centro de La Habana.

Contaba el colombiano Gabriel García Márquez en el comienzo de Cien años de soledad , la novela que lo llevó a la fama y al Premio Nobel de Literatura en 1082, que muchos años después, frente el pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía recordaría a

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