Enrique García-Máiquez

Ponerse las botas

Apoyados en Shakespeare, está claro que hay que aplicarse la receta del Dr. Badanelli

Que «ponerse las botas» signifique darse un banquete o un festín homérico es una lástima. La expresión debería referirse a beberte lo tuyo, sobre todo en el Marco de Jerez, donde los barriles son siempre botas. Yo soy neutral –tan comilón como bebedor–, pero creo que ganaríamos todos si dejásemos a las botas en su sitio.

En esta línea reivindicativa, se ha publicado en Jerez un libro colectivo titulado Cuarto de muestras en el que quince autores oriundos alzan sus copas y sus plumas por el vino. No vengo a hacerle publicidad, entre otras cosas, porque uno de los quince soy yo. Lo que importa aquí y ahora es que allí y entonces Bibiana González-Gordon recoge l

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