Una pista suele llevar a la siguiente si es que se enhebran los hechos con mucho seso, cuidado y, también, con un poco de suerte. Así se suelen desentrañar los casos policiales, pero en la desaparición de Michael “Mike” Williams solo había un bote abandonado y vacío. Pasaron años de años hasta que la verdad salió a flote. La resolución de esta historia no se la debemos a la acción policial, ni siquiera a una madre que colaboró sin descanso para encontrar a su hijo. Se la debemos nada menos que al desamor y a su caro menú. Allí figuró el plato más oneroso de todos que dicen que siempre debe comerse frío: Venganza.

El bote vacío

Cuando se encontró el bote de Mike Williams abandonado en el lago Seminole en Florida, la teoría inicial fue que había ocurrido algún accidente fatal. Se podrí

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