La cumbre de Alaska le ha dado alas al Kremlin para volver a la casilla de salida en las negociaciones de paz con Ucrania. Sin la espada de damocles de las sanciones en caso de negarse a declarar un alto el fuego, el presidente ruso, Vladímir Putin, no tiene ahora ninguna prisa en negociar con Kiev.
El Kremlin ha vuelto a 2021, los meses anteriores a la guerra, en la que demandó a la OTAN que aceptara el veto ruso a futuras expansiones a Europa del Este y retirara la infraestructura militar desplegada en el continente desde 1997.
Vuelta a las raíces
Justo después de Alaska y de la cumbre del presidente de EE.UU., Donald Trump, con los líderes europeos y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, Moscú retrocedió cuatro años en sus demandas. Las garantías de seguridad para Ucrania debe