Un ataque aéreo israelí contra el Hospital Nasser en Khan Younis, el mayor centro médico del sur de la Franja de Gaza, dejó al menos 20 muertos, según el Ministerio de Salud de Hamas. Entre las víctimas se encuentran cuatro periodistas. El ataque se produjo cuando dos misiles impactaron el cuarto piso del hospital en un intervalo breve, siendo el segundo ataque dirigido a los equipos de rescate que acudieron tras el primero.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron los bombardeos y anunciaron una investigación preliminar. En un comunicado, las FDI expresaron: “Lamentamos cualquier daño a personas no involucradas y de ninguna manera dirigimos ataques contra periodistas”. Las víctimas incluyen a Mariam Dagga, Hussam al-Masri, Mohamed Salameh y Moaz Abu Taha, todos ellos comunicadores que trabajaban en la zona. Dagga, de 33 años, cubría temas de salud infantil en el hospital.
El ataque ha sido condenado por diversas organizaciones, ya que el área es frecuentemente utilizada por periodistas internacionales debido a sus condiciones adecuadas para la cobertura informativa. La situación en Gaza es crítica, con el Hospital Nasser enfrentando una sobrecarga de pacientes, ya que alberga a más de 1.000 personas en instalaciones diseñadas para 340 camas. Además, hay una grave escasez de suministros y personal.
El director del hospital, Atef al-Hout, declaró que la infraestructura está desbordada y que algunos pacientes son atendidos en pasillos y hospitales de campaña improvisados. En otras partes de Gaza, la violencia persiste, con reportes de muertes adicionales en ataques aéreos. El Hospital Shifa reportó la muerte de tres palestinos, incluido un niño, mientras que el Hospital Al-Awda informó sobre seis solicitantes de ayuda asesinados por disparos israelíes.
Desde el inicio del conflicto en octubre de 2023, el Ministerio de Salud de Gaza ha reportado 244 periodistas muertos, lo que convierte este periodo en uno de los más mortales para el gremio. La ONU y expertos independientes consideran que las cifras de víctimas son alarmantes, aunque Israel rechaza estos números y no proporciona cifras propias.