Cuando la crispación es la tónica, cualquier decisión se antoja imposible. Lo saben muy bien en los tres juzgados de Familia de Vigo , donde han visto como los procedimientos de jurisdicción voluntaria por desacuerdos entre padres divorciados en el ejercicio de la patria potestad se han disparado. Y la casuística es cada vez más amplia. La expedición del pasaporte a los hijos menores o la elección del colegio donde los niños cursarán sus estudios son situaciones con las que los jueces están ya muy acostumbrados a lidiar. Pero en ocasiones se enfrentan a otro tipo de cuestiones más anecdóticas, como desencuentros relacionados con las actividades extraescolares o, debido al auge de las custodias compartidas , con la dirección en la cual empadronar a los pequeños.
"Nos están entran