La ofensiva de Estados Unidos contra el régimen de Maduro trasciende lo interno de Venezuela: articula la lucha contra el narcotráfico —concebido como una amenaza directa a la seguridad nacional—, la defensa de la democracia en América Latina y la voluntad de emplear el poder estadounidense en el hemisferio, con un mensaje claro hacia actores globales como China, Rusia e Irán.
Lo que ocurre en Venezuela no es un pulso doméstico por el poder ni un episodio aislado. Se trata de un asunto instalado en la más alta agenda internacional, donde converge la acción de la única superpotencia global con tres factores centrales: la disuasión estratégica, el narcotráfico como amenaza directa a Washington y la protección de los principios democráticos en la región.
El despliegue de medios estadouniden