Agazapada en una trinchera en el frente en el este de Ucrania, Olena sintió que la aplicación de ovulación en su teléfono vibraba.

"Me di cuenta de que realmente necesitaba estar en casa criando un bebé, no sentada en esta trinchera", recordó Olena, médica de combate. Pero esa no era una opción inmediata, y su deseo de formar una familia era tan fuerte como su necesidad de servir.

Tras unos seis meses intentándolo, gestionando citas con médicos especialistas en fertilidad durante su limitada licencia, por fin lo consiguió, dijo Olena, quien, al igual que otras mujeres entrevistadas, solicitó que sólo se usara su nombre de pila por razones de protocolo militar. Quedó embarazada, pero continuó en el servicio.

Aunque algunas personas podrían pensar que luchar en una guerra estando embaraza

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