Los pintores del Renacimiento utilizaron con frecuencia recursos visuales que podían pasar inadvertidos al espectador común y que, sin embargo, contenían mensajes o alusiones cargadas de sentido . Estos detalles iban desde objetos que remitían a reliquias antiguas hasta juegos de perspectiva que alteraban el significado de la obra.

Los investigadores actuales han demostrado que estos elementos ocultos no siempre respondían a intenciones misteriosas, sino que formaban parte de una práctica habitual en la que lo religioso, lo político y lo erudito se entrelazaban en un mismo lienzo. En este contexto se sitúa la investigación reciente sobre el díptico de Melun de Jean Fouquet , que ha revelado un hallazgo con ecos prehistóricos y otro de naturaleza iconográfica.

Los investigadores identificaron en la tabla de San Esteban una herramienta prehistórica

El díptico fue encargado por Étienne Chevalier , tesorero de Carlos VII, alrededor de 1455, y se destinó a la colegiata de Notre-Dame en Melun . La obra está dividida en dos tablas: una que muestra a Chevalier arrodillado junto a San Esteban y otra que representa a la Virgen con el Niño.

Hoy se encuentran separadas, con una conservada en Berlín y la otra en Amberes, aunque en origen estaban unidas por bisagras. Fue precisamente en la tabla dedicada a San Esteban donde los expertos de las universidades de Dartmouth y Cambridge han identificado un objeto singular que había pasado inadvertido durante siglos .

El santo aparece con un libro cerrado sobre el que descansa una piedra que resulta coincidir con la forma de un hacha achelense

El santo sostiene un libro cerrado sobre el que descansa una piedra oscura , interpretada tradicionalmente como el elemento que evocaba su martirio por lapidación. Sin embargo, el análisis realizado por los especialistas apunta a que se trata de un hacha achelense , una herramienta prehistórica tallada en piedra que fue utilizada por los primeros grupos humanos hace más de un millón de años. Según explican los autores del estudio en el Cambridge Archaeological Journal , “lo que hemos hecho es demostrar, en la medida de lo posible, que el objeto representado en la imagen corresponde probablemente a un hacha de mano achelense”.

Estos útiles bifaciales, frecuentes en yacimientos europeos, africanos y asiáticos, son piezas esenciales para comprender la evolución tecnológica del Paleolítico. Los investigadores subrayan que en el siglo XV no se reconocía su origen humano y se les atribuía un carácter sobrenatural , bajo la creencia de que caían del cielo en medio de tormentas. El hallazgo dentro del díptico abre un debate sobre si Fouquet era consciente de estar pintando una herramienta de la Edad de Piedra o si simplemente reprodujo un objeto que circulaba en ambientes cultos con un valor simbólico diferente.

El análisis comparativo incluyó la forma, el color y las marcas de lascado que aparecen en la pintura. La semejanza con piezas halladas en regiones próximas a Melun, donde aflora la roca de sílex en el subsuelo, refuerza la hipótesis. El equipo investigador considera que, aunque resulte imposible confirmar de manera definitiva la intención del artista , la coincidencia con las características de un hacha achelense es difícil de pasar por alto.

Un nuevo estudio reveló que el díptico cerrado transforma la escena por completo

El díptico, sin embargo, guarda otro secreto descubierto en los últimos años gracias a la investigadora Monja Schünemann , de la Universidad Técnica de Chemnitz. Al estudiar la disposición de las figuras, decidió reproducir la obra en su formato original, es decir, cerrada como un libro .

El resultado fue un encaje visual sorprendente que transforma por completo el sentido de las dos tablas. Según detalló la especialista, “cuando los paneles se pliegan, la figura de Chevalier aparece bajo el manto abierto de la Virgen , en una escena que se integra con el Niño que observa desde su regazo”.

Esa composición genera una imagen conocida en la iconografía medieval como lactatio , que alude al milagro de la nutrición a través del pecho de María. Los cambios que Fouquet introdujo en las posiciones de San Esteban y de Chevalier encuentran así una explicación técnica : garantizar que, al cerrar el conjunto, las cabezas quedaran perfectamente alineadas para crear la nueva lectura visual . Incluso las miradas de los ángeles situados alrededor de la Virgen cobran un sentido distinto dentro de este juego compositivo.

Los dos hallazgos modifican la lectura de una de las obras más estudiadas de Fouquet

La coincidencia de estos dos hallazgos, uno vinculado a la prehistoria y otro a la teología, modifica la percepción que se tenía del díptico de Melun. Ya no aparece como un simple encargo devocional, sino como una obra que integra elementos de múltiples capas culturales y que pudo estar destinada a una contemplación iniciada, capaz de descifrar lo que los ojos menos atentos pasaban por alto.

Ese tipo de descubrimientos convierte a ciertas pinturas en auténticos rompecabezas visuales , en los que cada detalle puede abrir una lectura alternativa siglos después de haber sido trazado por el pincel del artista.