El inicio del curso político en Francia llega cargado de dinamita, tanta que el Gobierno podría saltar por los aires nada más empezar. Y así va a ser si el resto de formaciones políticas de la oposición cumplen lo que están diciendo en las últimas horas: votarán en contra de la moción de confianza del próximo 8 de septiembre que, por sorpresa, anunciaba François Bayrou el pasado lunes para contrarrestar el movimiento de bloquear Francia para el día 10 que había comenzado a circular en redes sociales y al que ya se había sumado parte de la izquierda en contra de la cura draconiana de recortes que el primer ministro presentó antes de verano para amortiguar el problema que Francia tiene con la deuda en los presupuestos de 2026. Una jugada arriesgada a ojos de todos los analistas con la que

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