El argentino Fernando Artese, de 63 años, es uno de los cientos de miles de latinos que vivió en carne propia las políticas antinmigrantes que impuso Donald Trump en Estados Unidos desde su regreso a la Casa Blanca. A fines de julio, fue deportado a Italia después de pasar casi un mes recluido en Alligator Alcatraz, el conocido centro de detención del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), que se encuentra en medio de un pantano infestado de caimanes y serpientes.

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