El primer día en su nuevo trabajo en Provenza, Bryan* llegó temprano. La cita para ultimar detalles del contrato y empezar la capacitación era a las 10:00 a.m. Se levantó temprano y a las 6 de la mañana salió. Vive en Acevedo. Se fue caminando y sin desayunar. Tres horas de camino y llegó antes de tiempo. De no ser porque se lo preguntaron, nadie se habría enterado que caminó más de 10 kilómetros porque no tenía para los pasajes. Ahora, en su nuevo trabajo como barténder, probablemente la caminata sea solo una anécdota para el futuro.

Bryan es uno de los 36 jóvenes, hombres y mujeres, que ayer terminaron un curso que los certifica como barténderes con el que podrán tener un empleo formal, que les ayude no solo a salir de la pobreza a ellos y a sus familias, sino a soñar en grande y a cons

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