En febrero de 2024, Luz Ángela Castro llegó por primera vez al terreno donde hoy se levanta el Vive Claro. A simple vista, aquello no parecía un templo para la música: era un espacio baldío, atravesado por tierra húmeda, maleza y silencios que parecían más propios de un lote olvidado que de un lugar destinado a recibir a decenas de miles de personas. Ella, que dirige Ocesa Colombia, solía pensar y a veces decirlo que la aventura era como meterse a la selva con un machete: había que abrir camino, limpiar la tierra, domesticar el caos.

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El proyecto había comenzado un año antes, en 2023, con reuniones discretas, estudios de viabilidad y cálculos que parecían interminables. No

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