Un nuevo estudio confirma que todas las ciudades del mundo se organizan siguiendo la misma ley matemática que gobierna su metabolismo, convirtiéndolas en el laboratorio perfecto para la ciencia del futuro.

Las ciudades han sido comparadas a menudo con organismos vivos. Al igual que un sistema circulatorio biológico, sus infraestructuras de transporte se consideran arterias vitales, mientras que la distribución de su población y sus emisiones se asemeja a la masa y la tasa metabólica de un ser vivo.

Esta analogía se ha apoyado tradicionalmente en las llamadas " leyes de escala en los espacios urbanos : sugieren que muchas características de una ciudad, desde su riqueza hasta la longitud de sus carreteras, siguen relaciones predecibles con el tamaño de su población.

Sin embargo, esta

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