Llamadas amenazantes, tiroteos, paquetes con explosivos como advertencia. Bajo un régimen de extorsión y asesinatos, las mafias apagaron la fiesta en las zonas rosas de Guayaquil , el principal puerto de Ecuador sumido en la violencia del narcotráfico.

Las luces de neón, la música de moda y el baile se mudaron a áreas exclusivas y lujosas a las afueras de la ciudad blindadas ante las bandas criminales. Allí, guardias con fusiles y detectores de metales vigilan la vida nocturna de los más adinerados.

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La AFP entrevistó a propietarios de bares extorsionados, quienes explicaron bajo reserva cómo la violencia minó la cotidianidad de los habitantes, qu

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