Redacción ciencia, 27 ago (EFE).- La pelvis humana, única entre los primates, es la piedra angular de la locomoción bípeda. Nuestras caderas, rotadas hacia los lados, proporcionan puntos de anclaje para los músculos que nos permiten mantener el equilibrio mientras desplazamos el peso de una pierna a otra para caminar o correr erguidos.
La estructura actual de la pelvis es el resultado de numerosos cambios evolutivos que no se conocían pero hoy un estudio internacional, liderado por la Universidad de Harvard (Estados Unidos) y publicado en Nature, revela las modificaciones genéticas y evolutivas que permitieron que nuestros antepasados se convirtieran en bípedos.
Para hacer el estudio, el equipo no empleó fósiles sino que analizó 128 muestras de tejidos embrionarios de humanos y casi dos