El presidente de la República en Italia es quizás la única figura política que escapa a la polarización constante. Es aplaudido en los teatros, temido y respetado por los partidos y muy bien valorado en los sondeos, aunque incide directamente en la vida institucional. El cine, pero también la prensa, trata todo lo que rodea al jefe del Estado con extrema prudencia. Paolo Sorrentino, por tanto, ha tenido coraje al llevar su cámara al interior del palacio del Quirinale (en realidad reconstruido en un plató), sede primero de los papas, después de la casa real y desde 1946 de los presidentes de la República.

La gracia , la película del director de La gran belleza, ha inaugurado hoy la 82.ª edición de la Mostra de Venecia, recibiendo los aplausos de la prensa por la mañana, los de los fanát

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