El riesgo de infección por heridas de guerra era tan alto que Norman Bethune, el legendario cirujano canadiense que salvó muchas vidas durante la lucha del pueblo chino contra la agresión japonesa entre 1931 y 1945 en el marco de la Segunda Guerra Mundial, convirtió su prevención de esas infecciones en una de sus máximas prioridades.
El peligro era tal que el propio Bethune murió de sepsis en 1939, tras cortarse un dedo durante una operación a un soldado herido, lo que provocó que la herida se infectara.
Por eso, los visitantes al sitio del Pabellón Modelo Bethune, un hospital de guerra en el condado de Wutai, provincia de Shanxi, en el norte de China, sienten aún más respeto por él cuando descubren cómo, pese a las difíciles circunstancias y la enorme carga de trabajo, el médico