Las federaciones internacionales apelan al criterio de elegibilidad del Comité Olímpico Internacional para admitir a Israel, mientras este equipara su presencia con la de Palestina, ignorando el genocidio en Gaza

La FIBA descarta excluir a Israel del Eurobasket: “Se clasificaron por sus resultados deportivos”

Hay que remontarse a 1991 para encontrar el precedente más cercano en que Israel no participó en el Eurobasket. Concretamente, fueron dos ediciones consecutivas: tampoco lo hizo en 1989. Por aquellos años se estaba produciendo lo que la Historia ha dado a conocer como la Primera Intifada, un levantamiento popular palestino que comenzó en 1987 y se saldó con alrededor de 1.200 palestinos asesinados, así como 179 israelíes. Sin embargo, su ausencia en la competición tuvo un motivo meramente deportivo: no se clasificaron. No hubo veto. Tampoco lo hay ahora. Una situación que se repite, sin importar el deporte ni el torneo.

El equipo israelí debuta este jueves en el campeonato europeo de baloncesto contra Islandia. Es su participación número 29 desde que lo hiciera por primera vez en los años cincuenta del siglo pasado. Nada importan —para el máximo organismo europeo del baloncesto, FIBA Europa— los más de 62.800 gazatíes asesinados por Israel desde octubre de 2023. Porque este caso no es excepcional: Israel siempre está.

Ángel Badillo es investigador principal de Lengua y Cultura española del Real Instituto Elcano. “La presencia israelí en todas las federaciones deportivas principales funciona como mecanismo de legitimación continua, proporcionando reconocimiento implícito por parte de organizaciones globales”, asegura el experto. Badillo considera que la participación deportiva opera como una forma de “soft recognition”, según la cual “incluso países que no mantienen relaciones diplomáticas formales con Israel interactúan implícitamente con sus representantes en contextos deportivos”. Es lo que ocurre, además, en espectáculos como Eurovisión.

La incorporación de Israel a la UEFA refuerza su narrativa como parte del mundo occidental democrático

El investigador del think tank español centrado en estudios internacionales y estratégicos considera 1994 como una fecha clave en el desarrollo geopolítico de Israel en esta materia. Ese año pasó de formar parte en la Confederación Asiática de Fútbol a ser miembro de pleno derecho de la UEFA, puesto que “los países árabes se negaban a jugar contra los israelíes”. Su incorporación al organismo europeo “simboliza su integración exitosa en estructuras occidentales y refuerza la narrativa de Israel como parte del mundo occidental democrático”.

Un caso de 'sportwashing'

Amnistía Internacional define este fenómeno como 'sportwashing' y consiste en blanquear la imagen de ciertos países donde no se respetan los derechos humanos. “Sabemos quiénes son los responsables: los Estados que acogen estos eventos deportivos y las instituciones organizadoras (FIFA, COI, RFEF, etc.)”. Estas palabras se enmarcan en los meses posteriores al Mundial de Qatar de 2022, donde más de 6.500 trabajadores migrantes murieron en la construcción de infraestructuras deportivas. Pero el blanqueamiento es extrapolable también a países que participan en grandes eventos como un actor internacional más. Como si nada ocurriera. O, en este caso, como si no se estuviera produciendo un genocidio en Gaza.

No obstante, el caso de Israel encierra una mayor complejidad. En su caso, según el investigador Ángel Badillo, “combina las inversiones privadas, el patronicio, el diseño a largo plazo, la diversificación de deportes y, sobre todo, el bypass del conflicto árabe-israelí, ofreciendo otros marcos para pensar en el país (Israel país start-up, Israel vanguardia tecnológica)”.

Impunidad en el escaparate de los Juegos

Mientras Israel trata de llevar a cabo una limpieza étnica en la Franja, sus deportistas y clubes participan en competiciones deportivas con total impunidad, a menudo representando al Estado de Israel. Lejos queda el boicot deportivo a Sudáfrica en los años del apartheid. Eran los sesenta y setenta cuando el país africano era suspendido, primero, y expulsado, después, del Comité Olímpico Internacional (COI) o de la FIFA (el máximo organismo del fútbol mundial).

Pero, paradójicamente, también parece lejano el veto a Rusia, aunque fuera hace tan solo tres años. En mayo de 2022, la FIBA expulsó de sus competiciones a Rusia y Bielorrusia, como también hicieron el COI y la FIFA, entre otros. De hecho, los pasados Juegos Olímpicos —celebrados en París en 2024— solo contaron con 15 deportistas rusos, todos ellos bajo bandera neutral y ninguno en torneos de equipos. Israel, por su parte, pudo llevar una comitiva de 88 deportistas que lucieron una bandera que también se pudo ver en la ceremonia de apertura. Consiguió un total de 7 medallas, logrando el puesto 41. Un país más entre todos los participantes.

Y, lo que decide el COI, merece especial atención. Preguntada por elDiario.es, la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA), organizadora del Eurobasket, justificó la presencia de Israel en la competición porque se clasificó “en función de sus resultados deportivos”. Sin embargo, atribuye al comité olímpico la elegibilidad de atletas y equipos en competiciones internacionales. Y, según este, “no se imponen restricciones a los equipos israelíes”.

Por su parte, la Federación Española de Baloncesto (FEB) señala a este medio que “como miembro de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA), acata las decisiones que el máximo organismo rector del baloncesto mundial adopta en el seno de sus órganos de gobierno”. “Así sucedió en los casos de las sanciones a Rusia y Bielorrusia y así ocurrirá igualmente en cualquier otra situación de este tipo que pueda darse”, añade. Es decir, la FEB depende de la FIBA y esta, del COI.

Del baloncesto, al tenis: este periódico también ha contactado con la Federación Internacional de Tenis (ITF, por sus siglas en inglés) con motivo de la eliminatoria de Copa Davis que disputarán en septiembre Canadá e Israel y que provocó una oleada de solicitudes (más de 400 deportistas y académicos) para que el país norteamericano cancelase el choque —la federación canadiense seguirá adelante con la eliminatoria, puesto que “no tiene autonomía para cancelar o excluir unilateralmente a una nación”, adelantan—. Y, si bien la ITF reconoce eufemísticamente que “se trata de una situación muy compleja que va mucho más allá del deporte”, el Estado dirigido por Netanyahu “no ha sido excluido de los eventos deportivos internacionales y no ha sido suspendido por el COI”. Por tanto, si el comité que organiza las Olimpiadas no da el paso, el resto de organizadores seguirá justificándose.

La explicación del COI

Siguiendo este hilo, ¿qué dice el COI? elDiario.es ha podido contactar con la organización, que ofrece la siguiente respuesta equiparando la participación de Israel con la de Palestina:

“Hay dos Comités Olímpicos Nacionales (CON): el de Israel y el de Palestina, que han sido reconocidos por el COI y gozan de los mismos derechos. Ambos cumplen con la Carta Olímpica”, señala el comité.

Sin embargo, el primer principio fundamental del Olimpismo, recogido en dicho documento, reza: “Al asociar el deporte con la cultura y la educación, el Olimpismo se propone crear un estilo de vida basado en la alegría del esfuerzo, el valor educativo del buen ejemplo, la responsabilidad social y el respeto de los derechos humanos reconocidos internacionalmente y los principios éticos fundamentales universales dentro del ámbito de competencia del Movimiento Olímpico”. Al parecer, si el respeto de los derechos humanos se vulnera, pero excede la competencia del Movimiento Olímpico, este principio puede ser pasado por alto.

“Los equipos de ambos CON [Israel y Palestina] participaron en los recientes Juegos Olímpicos de París 2024 y sus atletas convivieron pacíficamente bajo un mismo techo en la Villa Olímpica”, añade el COI en su respuesta.

Frente a los ya mencionados 88 deportistas israelíes, solo ocho palestinos pudieron disputar las Olimpiadas. AP recoge en un artículo publicado en julio de 2024 que solo dos de estos deportistas nacieron en Cisjordania; todos los demás nacieron en otros países. “No hay deporte en Palestina”, dijo el nadador Yazan Al Bawwab. El primer deportista palestino en participar en unos Juegos fue Abu Maraheel, que murió a comienzos del año pasado porque no pudo continuar un tratamiento en Gaza y no pudo ser evacuado a Egipto, según recoge AP.