El desgobierno que padece España con el sanchismo no deja de dar pruebas lamentables de su “contradicción existencial”. Que significa pretender gobernar España simultaneándolo con la necesidad de satisfacer las exigencias de unos aliados parlamentarios cuya identidad política es lisa y llanamente conseguir avanzar en la “construcción nacional” de Cataluña y el País Vasco: un despropósito calificable de un auténtico “oxímoron”. En el diccionario de la RAE: pretender ser una cosa y la contraria, o sea, un absurdo. Eso, literal y conceptualmente, es el sanchismo que pretende imponerlo por el mero deseo de satisfacer su incalificable ambición de poder, que intenta enmascarar en la necesidad de que no gobierne la “ultraderecha”. Ahora, en puertas del inicio de un nuevo curso político, ya finali

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